29.5.07

DEFORMACIÓN CULTURAL EN TIEMPOS DE ESCASEZ MENTAL

Artículo:“Nunca los medios estuvieron del lado de la cultura en el Perú”, es lo que muchos afirmarían en primera instancia y, ciertamente, esto no deja de tener razón.


En las últimas décadas, los peruanos hemos visto como se ha distorsionado la cultura de la televisión informativa, educativa y de entretenimiento, por una visión acentuadamente facilista a la hora de desarrollar estrategias de comunicación a través de sus diversos programas o presentaciones sea cual sea el formato en el que se llegue al público consumidor.

El impacto de los medios de comunicación ha incumplido el modelo tradicional de sociedad llegando a alterar todas las actividades: culturales, sociales económicas e inclusive las propias ordenaciones mentales. La educación no puede estar al margen de esta situación. Diferentes posturas se han pronunciado en este sentido atribuyendo a los medios de comunicación grados de influencia diversa que permitiría ubicarlos más como demonios que como ángeles.



Del mismo modo, muchos educadores y comunicadores, desde una visión proactiva han aceptado el desafío de conciliar ambos campos desarrollando propuestas innovadoras que, fundadas en el diálogo multifacético, promuevan el respeto a la dignidad humana y el desarrollo educativo y social.

La televisión de señal abierta, vale decir claramente los canales locales, no están ayudando, actualmente, a fortalecer los valores democráticos. Se viene exponiendo programas cuyo contenido no refuerzan la conducta familiar ni social debido a que, por ejemplo, existen talk shows o programas de humor que aportan un paupérrimo sentido de producción mental y, que en última instancia, no sirven ni para la breve risa de una persona con un mínimo de criterio y personalidad. Los contenidos son ampliamente burdos y faltos de elocuencia; muy por el contrario, lo que si podemos sentarnos a mirar son los insultos y peleas o, en su defecto, el calateo, no el desnudo…sino el calateo al más picante y pornográfico estilo Susi Díaz. Es lamentable que la televisión no sea un medio que fortalezca la cultura de los peruanos. En general, este medio sólo tiene un comportamiento mercantil, lo que es lógico, pero también debería tener una función cultura y de sano entretenimiento.

En cuanto a los programas informativos como son los noticieros y los periodísticos en general, nos damos cuenta de que en los últimos tiempos, y más aun en los tiempos del FujimonteSINISMO, estos empiezan a carecen de credibilidad en la mayoría de los casos. Los peruanos desconfían, cada vez más, del nivel ético de los periodistas, porque sencillamente muchos han corrompido su labor y otros han barateado su precio o, en otros casos, han realizando papeles trágicamente malos por su escasa habilidad mental.

El objetivo principal es enfatizar el impacto de los medios de comunicación en la conformación de los valores y actitudes de nuestros niños, niñas y jóvenes. Existe, hoy más que nunca, una gran preocupación en la mayoría de los educadores ante la impotencia de sus acciones educativas frente a la potencia conformadora de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
El estudio de los medios de comunicación en la sociedad contemporánea se convierte así en una necesidad para los educadores. Se plantea la urgencia de realizar un estudio crítico y una formación específica en este sentido.
En conclusión, coincido con muchos al decir en que los medios no influyen culturalmente, puesto que son contados los programas que te educan limitadamente. Canal 7, es el único que presenta contenido educativo, aunque, como repito, bastante escaso en cuanto a programación. Estos programas literarios, folclóricos, de mesa redonda etc., son los que, de alguna manera, contribuyen.

Como miembros de la denominada "sociedad de la información" somos testigos del desarrollo de los medios de comunicación, y de cómo estos han generado un nuevo esquema de desigualdades, que a su vez repercute en una búsqueda de identidad y de sentido colectivo, es por ello que debemos exigir calidad, ahora más que nunca.





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