Volví la ojos, con gran disimulo, hacia él, sus mirada se dirigía a aquella bosta llamada “Sin Tapujos”, que asco me dije….y para terminar de molestar mi enfurecido feminismo repentino…mi ánimo moralista estilo Manuela Ramos, observé que el sujeto miraba por dos segundos las vulgares imágenes, las que hacían referencia a las prácticas más salvajes del sexo moderno, claro está, con una gran portada de dos bestias haciendo eso que ellos llamaban sexo, a la par que me miraba el trasero. Eso bastó para largarme del lugar, pero cuando lo hacia, no pude dejar de contemplar que el mirón de barrio se agarraba toscamente aquello que el llamaría “hombría”…Basta me dije, este es un violador en potencia.
Ahora bien, acepto que exista una cultura chicha, la del color fosforescente y la de peine en el bolsillo con zapatillas blancas…lo acepto, pero por Dios, como entender que exista pornografía chabacana colgada frente a los ojos de niños, púberes, adolescentes y demás mentes en formación, eso es inconcebible, acaso estamos creando monstruos que se agarren los genitales en plena vía publica. Esta suerte de tiraje, o periódico, o lo que se llame, NO PUEDE SER MOSTRADA A AQUELLOS QUE NO SEAN SU PUBLICO OBJETIVO.
Particularmente, no es la pornografía que yo miraría, si es que lo haría, pero entiendo que a algunos les gusta la carne, ya que ven en ellas la falta de alimento que les falta en casa. Yucas, melones, naranjas, chancho, mondongo…etc.
No pudo ser yo quien enseñe una cultura porn, o un erotismo de alto nivel como el de las fotografías de la francesa Bettina Rheims, sin embargo, si puedo ser yo quien exija la no exhibición de estas porquerías, ya que dañan los estilos del sexo artístico y contaminan la mente de cualquier persona…sobre todo, porque impactan y cuestionan la mente de cualquier infante.
Europa maneja un concepto más desarrollado de lo pornográfico, sin embargo no deja de ser eso. Pero, estas revistas, o diarios, son vendidos a un público adulto, debidamente sellados, sea en papel o en plástico. O, en su defecto, son comprados y enviados personalmente al usuario.
Es lo mismo que debería pasar en el Perú, más aún, si tanto se habla de superar barreras culturales, de acabar con la falta de moral, de anular la fama de chuscos y tendenciosos. Es necesario regular la modalidad de venta de los diarios ultra amarillistas, como son “Sin Tapujos”, “La chuchi”, “El mañanero”, “Chesu”, etc. Los demás periódicos chicha son una lucha de culturas…es otro tema.
Volvamos, pensemos en lo peor que me pudo haber pasado aquella mañana en el Óvalo Santa Anita, ¿pudo ser una alzada de manos quizás? ¿Degradante verdad?