Parte I
Escrito a sueldo
Un 23 de abril, cuando harta de haber rechazado invitaciones de un insistente ex enamorado, (todos regresan a la isla bonita) un gilerito de barrio, un gerentito de cervecería, un asesor de Ministro (un tal Ying Yang), un estudiante de pre y un profesor “pinton”, (delatados todos, que excitante, espero sus puñales) acepté la tuya, la menos pronosticada, lo último que se me ocurriría porque, ciertamente, no se venia venir, quizás por eso la acepté; tampoco es que una haya estado “necesitada”, una mujer nunca está “necesitada. De no creer ello, simplemente, ve a tu refrigerador, parte baja, sección verduras, y verás unos vegetales muy parecidos a lo que llevas en medio de tu cuerpo, a eso que le llamas hombría, al machito, a tu mete saca, a tu macho macho man (sorry a las féminas hipócritas que se espanten con estas letras)।
Contigo no había riesgos, nada que perder, nada a que exponerse, todo tranqui…al menos eso creía. Haz de saber que mi tipo no eras, ex amantes no éramos, menos aun conocías mis defectos; eras el candidato ideal para una salida de fuga…de ti no creí enamorarme semanas después. Era una cita casual, que se proyectaba sexual- yo y mi podrida mente “veinticincoañera”, húmeda y calentona - o, en otro caso, una cita de Candy y Anthony, de miradas bobas y altamente estupidas. Desarropada, casi sexi, con el escote desbordante y el interior de encaje, traslucido, la chaqueta sibylla, verde coral, mi perfume “Amor Amor” de Cacharel, (obsequio de la argentinísima Mari) llegué a aquel huachafo y estridente lugar, centro cosmopolita, denominado Jockey Plaza - ¿Por qué le pondrían este nombre tan alienado, ¡Qué cuernos que el hipódromo esté al costado!-
Realmente, no me acordaba del todo la cara del tipo, pero si la mirada lujuriosa que me había “lanzado” aquella primera vez, cuando una fulana, muy epiléptica ella, nos presentó en un pachanguero lugar, y en vez de decir: ¡Hola que tal! Y, luego, recién, poder y deber apuntar la mirada hacia el más recóndito punto de mi pezón, traspasando imaginariamente el vestido marrón casual, Dolce Gabanna, que tenía placidamente puesto, (oferta cordobesa $75 pesos, aclarando para que no piensen que expectoro riqueza y termine pagando la cuenta de mis próximas “víctimas”) procediste a hacer exactamente lo contrario, primero (y no primeramente) te enchufaste en la línea divisoria de mis 36B, cubiertos con la última colección Victoria Secret otoño invierno -cabròn- y procediste, por 6 segundos irresolutos, a mirar descaradamente para luego decir: ¡Ah! Hola, que tal; acto seguido, pusiste la mano en la billetera, (sin dejar de mirar) sacaste tu tarjetita de presentación, sí, esa la de tu diario republiquete - el que se fundara en 1825 por el libertador coludido - y, procediste a: “regalarte”, “ponerte en bandeja”, “estar comible” “ser usable”... cual condón regalado en la Copa América. De pronto, te percataste que mi persona abarcaba algo más que aquellos monumentos artísticos, los que el creador los fabricara en su momento de debilidad, nadie es tan perfecto. No estaban solas mis tetis, mis senos, mis armas, mis montañas de Venus; también estaba yo y mis 8 kilos de más, mis veinte un mil neuronas y mis ojos marrones, mi lipstick ultra vida pasada de bataclana, todo eso y más…¡¡¡y qué!!! Esa soy yo, y a ti te encanta, pero cogete la baba, la de arriba y la del medio -orgullo gay -
Participé de aquella primera cita a la que, dicho sea de paso, le habías dado tal protocolo de citas colegiales, de esas en las que sólo falta planear el sabor del helado que se consumiría, o la peliculita rosa que se vería, o los intercambios de recuerditos cagones que se harían…clásica cita y, no lo niego, me encantó el preámbulo que le dieras…maricòn; al menos me hiciste sentir menor, o recordar tiempos colegiales, con esos 8 kilos menos, y menos aún, cuando era la reina, la princesita asediada. La verdad, y para que no parezca que extraño mi 0 grasa, me siento placidamente mondonguda, sensual aún (soy una desubicada ¿y qué?...)
Ciertamente, y a raíz de lo anterior, me cae al pedo esos letreritos que dicen: “Adelgace en 9 días, llame al 98817954 y compruebe los resultados...” "Pierda peso en 2 semanas con el batido dietètico en sus variados sabores…” Odio los dos últimos veranos, cuando en víspera a la entrada del mismo, todos los gym lanzan sus ofertas para quemar grasas, las droguerías sacan sus pepas “mata tocino”, y tu hermanita empieza a comer la sopa de cebollas y kiones en vez de unas papas fritas con mayotaza (mayonesa con mostaza) en el quentaqui frai chiquen, o en la carpita de la esquina, sí, esa la de la tía basura “vende mierda”; sí, esas la de las burger de cartón; sí, esas, la que comes frente a la San Marcos; sí, baby, esas, las de fritura rererere-usada, pero ¿qué rico te lo empujas no?। Y no es que sea Lady Chesterman, no jodas, yo he comido a gastones acurios, jardines floridos de carne asada, caviares imitación peruana e incluso originales (recuerda que estamos en un país pobre, y considera eso un gran y ridículo logro), pero también pan con pescado y salsa criolla en el mercadito de Salamanca…si se nota ¿no? y si no, mírame. (recomiendo la carpa chifera de la Av। México cuadra 12, los platos son lavados con el misma agua, pero si te haces el cojudo te irá bien)
Lo que odio más, son a ese par de venezolanas de "Qualiy Products" que andan ventilando sus curvilíneas en todo tipo de programa lorcho, dizque promocionando sus fajas de yeso, -prisión claustra de monja carmelita, y que me perdonen éstas monjitas, las que, ciertamente, son muy cercanas a mi familia desde siempre, y casi me formé con ellas en la segunda infancia, pero… ¿Por qué rayos y centellas tienen que abrocharse esas cadenas de la muerte? ¡Dios no será más indulgente con ustedes mis reinas!- en la que tenemos que, así dice la indicación, intentar entrar para proceder a aprisionar, jalar con fuerza los cordones sujetadores, y terminar dando el último respiro de vida natural, antes de tener que intentar dormir y soñar con prisiones de toda índole, sin poder, siquiera, pujar con normalidad una vez en el baño; - qué pedo, ¡mi madre! - Tampoco podrás salir por 10 días con tu pareja, ya que, ciertamente, él se moriría del espanto (y tu del roche) si, en vez de encontrar tus clásicas llantas Good Year, encuentra tu estucada de yeso y tela adherido a tu bofe o ex bofe. Sí, ok, alguna vez lo usé, pero créanme si digo que no duré más de 1 día, saque de mis pertenencias tamaña porquería que las chicas venezolas, las que siempre dicen “que rico chica”…habían posicionado con gran éxito en el mercado limeño, en el target deprimido por esas carnes extra, las que su jean tayssir (a la cadera) se encarga de pronunciar más aún… ¡Que cagada, por Dios!
Bueno, volviendo al tema – no sé porque me encanta rajar del mercado light, será la pica que me produce el no poder ser contratada para el papel de bella astuta, la protagonista, la mala de la película, de una novela de Michel Alexander - Comentaba, que aquella mañana en que nos presentaron – infortunadamente – el suceso de la mirada ocurrió, y bien por ti y los recuerdos patológicos que ahora engendras en mi sabihonda neurona del sufrimiento, del extrañar, del desear, del poder compartir frases sueltas para que te las plagies y ganes fama, poder y, algo de estatus dentro del ámbito culterano y de doble moral de nuestra querida Lima. Aunque, en tu caso y, en la mayoría de los talentos “no públicos”, no es menester tener conocimiento de que el hambre y la pobreza será eterna, puesto que no vas a vender más que unos cuantos ejemplares originales; tampoco vas a ser famoso por ello...salvo que planees realizar un escándalo o colgarte de algún célebre figureti.
Lo que sigue, es historia clásica: invitaciones al cine, al teatro, a cuanto espectáculo de media luz existiese, total… es lo que mejor sabes hacer, pintar sonrisas para, luego, en una súbita abstracción de rayuela, descuartizar cualquier pedazo de ignominia que te provoque placer, deleite, excitación o, te diera una dosis de machito, y así se te olvide que, alguna vez, llamabas a tu madre cual mamón de colegito pituco, a la 1am mientras discutías conmigo y me dijeras: esa mujer me necesita más que tú, (ignorante comparación) porque ésta mujer, la que he aquí, aquí he, nunca tuvo que dar de lactar, aún: ni a hijos propios ni a mamones adoptados.
La historia continuará…
Es deber del escritor ser pobre, llorar ríos de lagrimas pero, sobre todo, es deber del escritor, escribir lo que siente…
Lo que sigue, es historia clásica: invitaciones al cine, al teatro, a cuanto espectáculo de media luz existiese, total… es lo que mejor sabes hacer, pintar sonrisas para, luego, en una súbita abstracción de rayuela, descuartizar cualquier pedazo de ignominia que te provoque placer, deleite, excitación o, te diera una dosis de machito, y así se te olvide que, alguna vez, llamabas a tu madre cual mamón de colegito pituco, a la 1am mientras discutías conmigo y me dijeras: esa mujer me necesita más que tú, (ignorante comparación) porque ésta mujer, la que he aquí, aquí he, nunca tuvo que dar de lactar, aún: ni a hijos propios ni a mamones adoptados.
La historia continuará…
Es deber del escritor ser pobre, llorar ríos de lagrimas pero, sobre todo, es deber del escritor, escribir lo que siente…
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Fecha real de publicación: 21/07/07, 10:07 p.m.
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